En el momento en que me he puesto a escribir, alguien inmisericorde, que no se apena de las almas que no soportamos los sonidos mortificadores, circula por mi calle conduciendo una motocicleta de cilindrada reducida y tubo de escape ensordecedor. En principio, mi pretensión era redactar un texto en el que explayarme hablando de lo saludables que son los balnearios y la vida contemplativa en un entorno rural, entre sonidos aflautados de pajarillos y adormecedores balidos de mansas ovejas. Para ello, había centrado yo mi mente en evocar susurros de juncos cimbreantes, zumbiditos de inquietas abejas, murmullos de arroyos cristalinos y croar de ranas reposadas, cuando irrumpió el desaprensivo motorista llenando la calle de los bramidos del mismísimo diablo, tan escandalosos que anulaban cualquier otro sonido existente. Permítanme pues declinar mi primera intención y utilizar este espacio de papel para echar peste, y todas las blasfemias que se me ocurran, sobre estos perniciosos moteros que parece hubieran nacido para andar por la vida fastidiando a sus convecinos. Tenía pensado contarles algo divertido, pero lo haré en mi próximo artículo, ahora urge poner a caldo a los de los biciclos escandalosos y a las autoridades que consienten su impunidad. Que ya está bien que estos circulen a sus anchas a lomos de sus motos a velocidad a la carta sin que nadie les pare las ruedas ni les mande callar de una vez por todas. ¿Tan difícil es detenerlos e invitarlos con una multita a que le quiten a sus máquinas el vicio del berreo?

Eso de que a partir del año 2009 los ciclomotores pasen la ITV emitiendo relajantes cánticos gregorianos o bellos silbidos celestiales de querubines castratis, a menos de 50 centímetros cúbicos, es de agradecer, pero de nada sirve si luego los dueños vuelven a colocar tubos bramadores a los bichos. Si a partir de 2009 tenemos que seguir aguantando sus berridos insolentes, tendremos que pensar que las autoridades no están cumpliendo con su obligación. Esta iniciativa servirá a las autoridades autonómicas para recaudar unos eurillos, pero también para delatar la pasividad de las municipales si se diera el caso.

*Pintor.