XExn esta semana pasada se patentizaron las discrepancias profundas de los líderes de la UE, se acabó como en el rosario de la Aurora y sería absurdo restarle gravedad al asunto, pero tampoco conduce a nada el sobrecargar el dramatismo, así que en clave menor e incluso con humor hay comportamientos que llaman la atención. Por ejemplo, la pléyade de sabios que tenemos en estas cuestiones y lo asombrosamente ágiles que son algunos. Durante el jueves y parte de la mañana del viernes, nos tuvieron convencidos, que el desacuerdo era imposible, por múltiples razones, que iban desde apocalipsis nacionales a derrumbe del euro. El sábado, estos mismos augures, con el desparpajo que les caracteriza, nos ilustran sobre el desacuerdo, nos aseguran que ya lo tenían previsto y de las ocultas excelencias del mismo. En fin, ésta es una de las virtudes de la "raza", que dudo si escribirla con comillas o sin ellas. La verdad, que esta "sorprendente", (aquí no hay duda de las comillas), capacidad nuestra para los rápidos análisis de las cuestiones más intrincadas, no tiene parangón, y además de casta le viene al galgo .

Cuando por los años 30 la Residencia de estudiantes invitó a Einstein a dar una conferencia sobre la Relatividad, se brindó Ortega y Gasset como intérprete. El autor de La España invertebrada se consideraba muy capacitado para entrar en los arcanos de la Física moderna. Para suerte de todos Einstein no hablaba castellano, pero lo entendía muy bien. Mediada la conferencia, y dada la total incapacidad de Ortega para entender algo, decidió interrumpirla. Aunque hemos mejorado, y seguramente mucho, aún nos queda un largo trecho, para evitar confundir nuestra fértil imaginación, para la que estamos muy bien dotados, con la reflexión profunda que es una cosa muy distinta.

Mas allá de los infinitos espontáneos dedicados a la interpretación, pienso que el equipo básico que asesoró a Zapatero , era y es de gran solvencia y experiencia, y precisamente por esto fueron siempre remisos a pronosticar cualquier desenlace. Hubiese sido temerario hacerlo, porque esta vez la pelota tenía otros jugadores principales distintos a los nuestros. El parto sin duda se presentaba feo, la criatura venía de nalgas, pero la esperanza es lo último que se pierde. Y no debemos perderla, lo pasado, pasado está, saquemos serenamente sus consecuencias, no demos coces contra el aguijón, que además de doloroso es inútil, y preparémonos para lo que pueda venir en el horizonte inmediato, que es el que corresponde a la política, fechas más lejanas las escribirá la historia.

Para nosotros la UE, de la que fuimos socios tardíos, ha sido no sólo fuente de considerables recursos económicos, sino también burladero de espinosas cuestiones políticas, algunas de ellas relacionadas con la propia estructura territorial del Estado. No parece probable que en la futura UE, que se corresponde con la Europa real de hoy, tengamos margen de maniobra suficiente en ninguna de ambas cuestiones. Consolidar lo conseguido, el euro como moneda común, es una meta razonable, máxime cuando una reciente y prestigiosa encuesta hecha en Alemania ha dado el desolador resultado de que un 56% de los alemanes desearían retornar al marco.

En democracia los gobiernos tienen que responder al sentir de sus pueblos y los cambios políticos que se perfilan a corto plazo se encaminan más a reforzar las corrientes nacionalistas de cada Estado, que un europeísmo que consolidase una realidad supranacional europea. La fragilidad de las uniones políticas basadas en los territorios y no en los ciudadanos son siempre grandes. Esta debiera ser una buena lección para aplicar en nuestra propia casa, en donde algunos frivolizan el concepto de nación y nacionalidad.

*Ingeniero y director generalde Desarrollo Rural del MAPA