Dramaturgo

En Badajoz hay mucha afición a la salsa. Somos muy salseros y bailamos casi como caribeños desatados. Hace unos días asistí en la Terraza del Teatro López de Ayala a una semifinal del Open de Salsa y casi me desmayo al ver cuantísimo personal vibra con este son de danza carnal y cuantísimo personal danza en sus horas libres. ¿Se imaginan ustedes a un respetable magistrado bailando salsa en la Terraza? ¿Y esa interventora de banco nacional saltando sobre las tablas como una gacela de las Antillas? Era un primor ver a distinguidas damas de la sociedad pacense y a graves y circunspectos caballeros de la misma sociedad, moviéndose al ritmo mulato y caliente. Faltaban algunos nombres propios que dan mucho juego y están en todas las salsas (hasta en las de tomate), pero los que allí salieron no lo hicieron mal del todo.

Si mi colega Mediero (perdona por lo de colega) no hubiera estado en la Caseta de Granja El Cruce comiendo huevos duros, hubiera sacado un artículo de toma pan y moja en la salsa. Por cierto, Manolo, ¿ya sabes el nombre del concejal que baila como un primor, como un casi profesional del tema? Investiga, investiga, ya verás la sorpresa. No se trata de los históricos ediles bailones de carnavales y ferias, no, ni de Gopegui. Investiga, Manolo, porque un ayuntamiento que baila es un ayuntamiento a tener en cuenta y proclive a tomar importantes decisiones con ritmo y salero. Y si baila salsa, si baila ritmo tropical, entonces es la repera porque estamos a punto de lograr junto a las palmeras de Puerta de Palmas un malecón con vistas a un mar caliente y sensual. Y con baile y consenso más unas gotas de ron, antes de dos años nos bañamos en él.