TMtuestras de dolor y rechazos al terrorismo corrían no sólo en nuestro país sino en muchas partes del mundo. Manifestaciones multitudinarias tenían un mismo pensamiento: La maldad del terrorismo es más profunda que las de sus actos criminales. Regresaba de Europa y apenas pisé la bendita tierra de Madrid, golpeada por tan terrible acción, abrí el teléfono y empecé a escuchar noticias horrendas: Un teléfono móvil suena en el bolsillo de una de las víctimas. Nadie lo abre. Me impresionó. ¿Era la llamada de la esposa y de los hijos que ya no volverían a ver al que cada día salía para traer el sustento a sus seres queridos? ¿Sería el teléfono del joven de Guadalajara casado con una extremeña oriunda de Arroyo de la Luz?. Creo que los hombres de buena voluntad nunca podremos entender que una acción criminal sea rentable en términos políticos, y menos que la justifiquen como necesaria en virtud de sus objetivos. Es lamentable que los terroristas busquen alguna utilidad más allá de sus crímenes y que un grupo mantenga en tensión a toda la sociedad, para obtener una amplia repercusión política, potenciando así, por la publicidad que obtienen sus nefandas acciones.

*Licenciado en Filosofía