TNtuestro planeta está lleno de dueños y socios que ocultan la realidad . En los oscuros calabozos de la historia se escucha el eco de los grillos rechinando al unísono de los gemidos y lamentos de esclavos y prisioneros. Si un historiador del ayer te trae la reseña de que, cuando un amo no tenía comida para sus peces hacía picadillo a un esclavo y lo echaba en la piscina, hoy nos presentan a prisioneros pidiendo clemencia y decapitado ante los ojos de todos.

De nada sirven los gritos que manan tras las rejas de la vida en las noches más amargas de los más de 400 millones de niños esclavos, tejiendo alfombras en Pakistán; sirviendo en Arabia Saudí; lavando oro en Perú; fabricando ladrillos en Colombia; como jornaleros y respirando mal en las plantaciones de Brasil; quemándose los pulmones en industrias químicas; reclutados a la fuerza como soldados, vigilantes o camellos en el narcotráfico; explotados salvajemente en la prostitución, en burdeles de medio mundo... Poderosas multinacionales, familiares en nuestro consumo diario, utilizan a los menores mediante subcontratas en países del tercer mundo. Sus vidas son cavernas oscuras donde mueren las flores de la juventud.

*Sacerdote