Siempre he mantenido que las personas han de ser defendidas por sus valores intrínsecamente humanos y por su buen hacer. Me indignan los que se yerguen en defensores de cualquiera por la irracional causa de que sus oficios sean coincidentes. Flaco favor hacen, los que así actúan. Consiguen su desprestigio, refuerzan conductas no deseadas en el colectivo y fagocitan, con sus manejos, a los profesionales dignos. En el ámbito universitario, las comisiones para revisión de exámenes se convierten en un simple trámite de dramaturgia. Los alumnos que se hayan leído su derecho a ser evaluados con objetividad, que no pierdan el tiempo aprendiéndoselo, especialmente en la Facultad de Filología. Una madre, docente y ciudadana indignada. ANA MARTIN BARCELONA Cáceres