El tratado mundial contra el tabaco propiciado por la OMS tiene una primera concreción en España que merece destacarse. Navarra equipara la adicción a la nicotina a otras enfermedades similares, por lo que decide que los medicamentos recetados a quienes sigan tratamiento médico en centros públicos para dejar de fumar sean pagados parcialmente con dinero público. Los parches, pastillas y la asistencia psicológica contra el tabaquismo se considera similar a lo que se utiliza contra otras enfermedades.

El argumento --cierto o falso-- de que el consumo de tabaco se tolera porque genera unos ingresos públicos que compensan todo el gasto de la Seguridad Social para combatir sus efectos nocivos en la salud, en cualquier caso se agota. Frente a ello, es necesario que se imponga la sensatez y se imite el criterio de Navarra. La sanidad pública debe tener a su alcance todos los medios de persuasión para que se cumpla el deseo del 80% de los fumadores de dejar su hábito, cuando las estadísticas dicen que sólo un 3% de ellos lo consigue sin necesidad de ayuda médica. La iniciativa navarra es un ejemplo y debería extenderse al resto de comunidades.