Estimados ciudadanos: Escribimos para testimoniar el buen hacer de los profesionales sanitarios, concretamente del Equipo de Paliativos del Hospital Virgen de la Montaña, de la Psicóloga y de todo el personal de la primera planta de dicho hospital, así como el de los Servicios de Urgencia del Hospital San Pedro de Alcántara y el del Equipo de Atención Primaria del Centro de Salud Manuel Encinas.

El pasado 2 de mayo nos dejó para siempre mi esposo Carlos, reconfortado por sus hijos Carlos y Elisa y por todos los que lo queríamos. El cáncer lo fue consumiendo, pero mantuvo la lucidez hasta el final y eso originó un sufrimiento extra. Un sufrimiento, sin embargo, que, de forma admirable, humana y repleta de cariño, se encargó de mitigar todo el personal sanitario que entró en contacto con él.

Con esta misiva nos gustaría intentar resaltar la sencillez y delicadeza de los empleados en todo momento. Realizaron su trabajo con el máximo interés y entrega. Mostraron siempre un respeto exquisito, lleno de humanidad. Tuvieron un tacto tal que emocionaba y al mismo tiempo aliviaba el sufrimiento físico y moral del paciente y por ende el nuestro.

Su excelente labor fue más allá de lo que se les puede pedir. Cuántas miradas de cariño y palabras de ánimo; del conductor de la ambulancia, del personal de limpieza, de los auxiliares, de los administrativos, de los enfermeros, de los médicos... En definitiva, cuánto apoyo, tanto que han conseguido que viviéramos esos dolorosos momentos con tristeza, pero confortados con una serenidad y ternura participadas con suave prudencia. De esta forma, queríamos dar las gracias y manifestar nuestro respeto y admiración a los expertos servidores de la sanidad cacereña, capaces de dar lo mejor de sí mismos para ayudar a sus semejantes:

Si Cáceres es Patrimonio de la Humanidad, ellos son un probado ‘Patrimonio Humano Inmaterial’ a salvaguardar por todos nosotros.

Esta familia siempre se sentirá en deuda con ustedes.