TAtlgunas calles de Cáceres cercanas a la plaza Mayor (Pintores, Moret, Parras, Nidos, plazoleta del Marqués, Peñas, etcétera) están que dan pena: fachadas desconchadas, pintarrajeadas, deterioradas debido a la dejadez...; "edificios arrodillados" --como escribió Octavio Paz -- sobre la fría losa del abandono. Pero yo creo que los cacereños apenas nos damos cuenta porque la plaza Mayor ha perdido fuelle, bajamos más bien poquito a pisar su bandeja y lo hacemos casi siempre en masa, acudiendo a la llamada del evento popular, que suele tener matices religiosos: San Jorge, Semana Santa y Virgen de la Montaña. Nos convertimos en viandantes parsimoniosos y saludadores, y no miramos más allá de la cara del conocido que va o viene a ver quemar el dragón, a ver una procesión o a ver a la Virgen de la Montaña. No estaría de más pedir a la Virgen por esas calles enfermas, para que se curen, o mejor, las curemos.

Y ahora ha llegado la Feria con su bullicio y su polvo --si no llueve, que esa es otra--, sus cacharritos y cacharrotes, sus churreras con sus freidoras humeantes, sus casetas ensordecedoras y su tropel de trileros, vendedoras de rosas cada seis segundos y pedigüeñas con niño dormido en brazos cada tres. Cosas de la feria de las que algunos, rozando la incoherencia, prefieren huir, y los más sobraos --de vacaciones, quiero decir-- y con ganas de gastar suela de zapatos en una calle de otra ciudad donde vendan pescadito frito del fresco, harán mutis por el foro --no me imagino yo a un valenciano en Santiago de Compostela durante las Fallas, ni a un pamplonica en Fuengirola durante los Sanfermines--. Es por eso que hay a quien no le ha gustado nada que el día de fiesta sea el martes y no el lunes.

"Este Alcalde debía haber puesto la fiesta el lunes en vez del martes y así nos hubiésemos ido a la playa", le decía hace unos días en un bar una mujer a su pareja.

"Señora, que el alcalde no va a tener la culpa de todo, que el día de fiesta no la elige él, que la elige San Fernando", le corrigió un hombre que la había escuchado.

Claro, es que Cáceres es una ciudad española; y en España son los santos los que eligen las fiestas.

*Pintor