Dicen Nicolas Sarkozy y Carla Bruni que no tienen nada que ocultar. El acumula dos matrimonios y ella uno. Son adultos de vidas intensas y supongo que atesoran también otras muchas relaciones no matrimoniales. Tienen hijos de diferentes padres y madres y se muestran felices en lo que parece el comienzo de una nueva familia reconstituida. ¿Qué opinará la jerarquía católica del presidente de la República francesa, un hombre conservador, socio europeo y promotor de los conservadores de nuestro país? No sé si cuando desde el Vaticano se describen los ataques a la familia tradicional, piensan en el ejemplo que Sarko ofrece a sus conciudadanos y al resto del mundo, además de en el matrimonio homosexual español y en nuestro divorcio exprés. La capacidad del presidente francés y de su exmujer Cécilia para rehacer sus vidas quizá no sea divorcio todavía, pero es, desde luego, exprés. A una legislatura marcada por las esencias, le faltaba la guinda de los viejos debates sociales de la transición: el aborto, el divorcio y el matrimonio para toda la vida como única referencia de orden moral. Pero por más que se empeñen, será difícil que estos asuntos entren en la campaña con la misma virulencia que lo han hecho ya el precio de la leche, las hipotecas, el terrorismo o el modelo de Estado. El PP se frotará las manos con las andanadas de los obispos al Gobierno y evitará la confrontación con los prelados. Pero, hasta hoy, Rajoy no ha entrado al trapo de ninguno de los peligros que según la Iglesia de Roma acechan a su modelo de familia: la ley del aborto no se toca, el divorcio exprés --al que tantos aficionados hay entre todas las siglas políticas-- no se menciona, y sobre el matrimonio homosexual se discrepa del nombre y en cualquier caso se espera la sentencia del Constitucional. Las elecciones están reñidas y ningún partido va a decirles a los españoles que sus familias no son familias sino un sucedáneo. A las 100.000 mujeres que abortan al año, que están equivocadas. O a las lesbianas y a los gais, que al final de esta larga travesía les espera de nuevo el armario.