Cuando hace unos 8 meses la banda terrorista ETA anunció el alto el fuego permanente nuestro país recibió la noticia con la mejor disposición y con una gran esperanza, acompañada de una gran prudencia. La gran mayoría de los españoles pensábamos que se había producido un hecho trascendental, y en los momentos trascendentales es cuando se mide el pulso de los pueblos y la talla de los políticos que nos gobiernan, así como los que están en la oposición.

No eran momentos de reproches, ni tampoco de celebraciones, sino de ir pensando que se podía iniciar un proceso de negociación en el que nos jugábamos el fin del terrorismo a cambio de la paz. Pero con la condición de que había que hacerlo con las cartas legales de las reglas del juego de nuestro Estado de Derecho.

Varios meses después de aquel alto el fuego y cuando los españoles dejaban de considerar al terrorismo como una de sus máximas preocupaciones, la esperanza que tanta ilusión nos despertó, se está difuminando por las exigencia chantajista de los terroristas y su entorno Herri-Batasuna y sus cachorros de kale-borroka.

Lo lamentable, no es solo por las exigencias de los terroristas, sino por el enfrentamiento que existe entre el Gobierno socialista y el mayor partido de la oposición sobre este tema. Creo que este enfrentamiento es debido a que el Gobierno socialista no informó al Partido Popular de los primeros contactos con el entorno de ETA. Es posible que el Gobierno cometiera el error de no informar al Partido Popular de la citada reunión, pero creo que el error de la repuesta del Partido Popular ha sido mucho más desmesurada todavía acusando al Gobierno socialista de cosas que los hechos nos están demostrando que eran mentira.

Se ha dicho que Zapatero se había vendido a ETA y que estaba cediendo a todas sus exigencias de los terroristas, y la verdad de los hechos nos están demostrando todo lo contrarío. La justicia sigue condenando a los terroristas y los Servicios de Seguridad del Estado deteniéndolos, como nos lo están demostrando un día sí y el otro también los medios de comunicación en las últimas semanas.

Creo que es hora de que ambos partidos mayoritarios se reúnan, se olviden de sus errores mutuos, por el bien de todos los españoles y de sus responsabilidades como partidos políticos.

Joaquín García Mayo **

Alburquerque