Al norteamericano Lance Armstrong le han sobrado un montón de días, de los 23 de que consta el Tour, para demostrar que sigue siendo el mejor especialista de la historia en la prueba francesa. Otra cosa sería asegurar que estamos frente al mejor ciclista de la historia, pues son muchos los que señalan al belga Eddy Merckx como el mejor. Merckx no sólo ganó cinco Tours, como Anquetil, Hinault e Indurain, sino que ganó cinco veces el Giro y una Vuelta a España, cosa que el norteamericano ni ha intentado.

Pese a todo, Armstrong , que ha salido limpio de todos los controles antidopaje que se le han hecho --de ahí que las sospechas sean injustificadas--, es quien mejor ha leído la carrera francesa, quien mejor la prepara y quien mejor la corre. Cierto, con un equipo sólo para él y esa prueba. Pero otros lo intentan y no lo consiguen. Es más, no le resisten ni en la primera rampa, ni el primer pulso.

Estamos, sin duda, ante uno de los grandes deportistas de la historia y justo es rendirle homenaje. Nos guste o no su estilo prepotente, muy norteamericano.

París fue ayer amarillo. Y Lance Armstrong volvió a pasearse triunfador por los Campos Elíseos.