WPwor primera vez en años, en las campañas agrícolas extremeñas no habrá quejas patronales por el nulo deseo real de trabajar de los jornaleros, ni la réplica sindical de que tal acusación sólo busca la contratación de inmigrantes por menos jornal. El milagro para sellar la paz en el campo no ha sido tal, sino el resultado de una labor exhaustiva donde primó el sentido común. El Sexpe, en vez de enredarse en polémicas estériles, afrontó la cuestión reuniendo a las partes, para ver cuál es la demanda real de mano de obra. Luego vino lo más laborioso: citar a diez mil jornaleros y entrevistarles uno por uno. Fruto de este esfuerzo es que hoy se puede asegurar que hay temporeros suficientes para que ni una uva ni una aceituna queden sin recoger, y que hay empresarios dispuestos a garantizar condiciones dignas de trabajo. Además, para superar otro obstáculo, el de la distancia, Manuel Amigo se comprometió a que la Junta colabore en el transporte.

Sólo cabe un pero , y es la constatación de que casi la mitad de los jornaleros, no acudieron a la entrevista o declinaron trabajar. Esta es la labor pendiente ahora del Sexpe: ver por qué ocurrió así y, en su caso, expulsar del sistema de protección a los que se aprovechan de él y con su actitud contribuyen a arrojar dudas sobre el resto.