WEwl Senado norteamericano votó el miércoles una resolución recordando al Gobierno de Bush que no tiene derecho a torturar o vejar a sus prisioneros. Que los senadores considerasen oportuno este pronunciamiento supone, en la práctica, reconocer la existencia de los tratos degradantes. La oposición explícita de la Casa Blanca a aceptar esa limitación, con el argumento de que eso debilitaría la lucha antiterrorista y daría alas al enemigo es de una inmoralidad y cinismo demoledores.

Hay un dato significativo: el promotor de la resolución fue el republicano moderado John McCain , un antiguo prisionero de guerra en Vietnam que tiene derecho moral y legal a ser escuchado cuando habla de este tema que él ha vivido. El texto subraya que la obligación de dar un trato humano a los prisioneros está por encima de donde hayan sido detenidos y de donde se encuentren recluidos. Eso critica frontalmente la tesis de Bush de que EEUU puede comportarse sin límites en Guantánamo, Irak o Afganistán, o enviar prisioneros a terceros países que actúan como subcontratistas impunes de la tortura.

De 99 senadores, 90 votaron a favor. Legislaron lo obvio, pero deberían haberlo hecho mucho antes.