TCtada día se nos cruzan incontables senderos y los ecos de los mil sucesos agridulces que nos trae la vida. Mientras muchos niños pudieron, el Día del Padre, subirse en las rodillas de sus papás para darle un beso y sorprenderlos con un regalo, otros sólo pudieron ofrecer en sus mejillas el regalo de unas lágrimas y tal vez una pregunta a su mamá..., si es que quedó con vida en el atentado terrorífico que hoy lloramos. He visto niños llevando el peso que no buscaron y que otros, sin razones ni corazón, les cegaron.

Nuestra ciudad seguirá trabajando por ser capital de la cultura. La feria seguirá mostrando los ricos productos de nuestra tierra y en la calle Pintores, testigo de pasos silenciosos, confidencias y prisas, de entradas y salidas en los comercios de siempre, de cofradías y procesiones, se oirá un eco triste: la del joven que perdió la vida por un arma de fuego, a mano de otro hombre.

Así es la vida. Se cosecha lo bueno y lo malo. Todo depende del sendero que tomes. Aunque los criterios e ideas, como mares y vastas tierras, nos separen, ¡vayamos por nuestros caminos cantando! Sólo será buena la música si huimos de la violencia y la armonizamos con amor.

*Sacerdote