TCtualquiera que viva la política con algo más que afición, denotará, pasado el tiempo, que aquellos ingenuos afanes por rodearse de compañeros, que supuestamente compartían tus inquietudes, se tornan en tortuosos y continuos meandros de ubicaciones. Pero, todavía resulta más lamentable escuchar decepcionarse a amigos, conocidos, ciudadanos... que no conocen con detalle la vida interior de los partidos. Rememoran la tópica frase franquista "no te metas en política" o yo "no me fío ni de unos ni de otros" ¿Qué estamos haciendo para conducirnos al escepticismo? ¡Qué pena, mezclar las circunstancias personales con las políticas!

Iniciamos nuevo curso. Tenemos renovados proyectos, ilusiones y las ganas de agradar intactas. No dejemos que se tuerzan. Posiblemente se considere minusvalorado el trabajo. Seguramente se mediocratice el entorno más de una vez. Ahora bien, nadie nos obliga a escoger la opción que llena muchas más horas de lo que la gente, habitualmente, percibe. Nadie te presiona a mostrar o poner en común tus recursos. Sin embargo muchos esperan de los políticos, es decir de los que amamos la política, nuestra cercanía. La fusión con sus/nuestros problemas. El ir por delante de las dificultades. Tener soluciones para lo que acontezca. Innovar. Emprender. Luchar. Reír. Vivir.

*Doctor en Historia y miembro del

Comité Local del PSOE de Cáceres