Dramaturgo

Yo también me quedé sentadito cuando pasaron los "marines" con sus barras y estrellas. Sentadito me quedé como Zapatero porque en este "Achipé, achipé" de Trillo y sus valientes sólo falta que tuviéramos que besarle la bandera a los "madelmans" y hacerles la imaginaria del Día de la Hispanidad. Uno besó la enseña patria allá en Cerro Murriano y la emoción de entonces, el orgullo y la "raza" (la del día 12 de octubre) le impiden agachar el lomo ante la enseña de los yankees o de los "perros ingleses".

Entiendo que los Trillo, Aznar y Cía se emocionen cuando pasa una bandera, suena una trompeta y desfila un furriel como Dios manda, y lo entiendo, porque no han hecho la mili en Cerro Muriano (ni en ningún otro cerro) y no tienen ni puñetera idea de lo que es patriotismo del bueno, ése de hacer cuatro guardias seguidas, limpiar letrinas, comer lentejas con tierra y desfilar ante la madre de uno (y la novia) el día de la "jura".

Me quedé sentadito porque me dio la gana y porque uno no se olvida fácilmente de Cavite, de los Ultimos de Filipinas y de cómo vino su señor bisabuelo de la guerra de Cuba cuando la bandera de las barras americanas usurpó nuestras islas y favoreció la aparición de Valle-Inclán y la generación del 98 (por lo menos eso ganamos). Yo me quedo sentadito porque me parece a mí que la bandera y la patria de Trillo y Aznar no son las mismas por las que cotizo a Hacienda, me levanto a currar o pago libros de texto, y huelen mucho a Real Madrid, a Opus Dei y a familia del padre Peyton. Yo me quedé sentadito porque ha pasado el tiempo de los "alzamientos" patrióticos y lo que se lleva ahora son los tatuajes.