Periodista

Terrible, patética, dolorosa: la carta del general en la reserva José Luis González Arribas al ministro de Defensa contiene suficientes acusaciones y sugerencias como para que en el departamento que dirige Federico Trillo se la tomen muy en serio. Hasta ahora no lo han hecho. La peor de tantas y tan graves acusaciones es la de prepotencia para con unos familiares ahítos de dolor y poco --mal-- escuchados por quienes deberían extremar el respeto y la atención después de aquella tragedia.

La carta termina con una exigencia indeclinable: que se sepa cuanto antes la verdad. El ministro Trillo y sus colaboradores han cometido muchos errores e inconveniencias en este asunto. No añadan la arrogancia al olvido.