Pues no, no hablo ni de Dios ni de la creación del mundo, hablo de cursos y de Primaria, porque no lo duden, después de este sexto --y después siempre viene un séptimo--, por fin todos descansaremos, familias, alumnos, directores y docentes.

El mal endémico de nuestra Educación, y es de siempre, es el concepto. Cuando llegamos a cualquier Gobierno, en cualquier ámbito, no nos ponemos al servicio de la Educación, ponemos la Educación a nuestro servicio, no al personal, o al menos no se debiera, al de las siglas que nos dio la potestad, y así nos va. Las mal llamadas reválidas de sexto de Primaria --que al carecer de crácter académico, no son reválidas-- es una buena muestra de ello. Las comunidades del PSOE, y alguna más, se oponen a ellas, es lícito, no les gusta la ley, no es su ley. Pero presentar oposición o no gustar es una cosa y otra bien distinta es incumplir, no la ley de educación, porque la ley es la Lomce, y la manipulación del lenguaje diera a entender que es la denostada, polémica y poco consensuada ley educativa, sembrando la empatía entre sus contrarios, que somos la mayoría. Lo que se está incumpliendo es el Real Decreto 1058/2015, por el que se regulan las características generales de las pruebas de la evaluación final de Educación Primaria establecida en ... la Lomce? No, en la Ley Orgánica 2/2006, de 3 de mayo, de Educación, la LOE.

La diferencia no es pequeña, una ley emana del poder legislativo, un real decreto del ejecutivo. Tal como señala la LOE en su artículo 21.2, el Gobierno establecerá los criterios de evaluación y las características generales de evaluación para todo el Sistema Educativo Español. Es decir, realmente la ley que se está incumpliendo es la LOE, de cosecha socialista, al desautorizar al Gobierno actual no cumpliendo dicho Real Decreto 1058/2015, que sí es de cosecha popular, pero las elecciones tienen estas cosas, uno legisla creyendo que ejecutará, y cuando no puede ejecutar, da igual contravenir lo lque legisló.

Los reales decretos no se pueden ignorar o ningunear, es saltarse el orden constitucional, es ignorar al poder legislativo y al ejecutivo según quien esté y es ignorar las bases de cualquier sociedad.

Que no te gusta... a mí tampoco, pero tenemos mecanismos para cambiar leyes y decretos, o a alguien se le ha olvidado para qué sirven las urnas, sí... eso llamado democracia.