XSxon varios los factores que justifican claramente nuestra posición, a tenor de nuestra experiencia en el campo del baloncesto, que tomamos únicamente como ejemplo y proyectamos al resto de los deportes.

Empezaremos por expresar nuestro convencimiento de que los jóvenes ambicionan aquello que ven diariamente, aquello que sienten cercano y con lo que pueden llegar a sentirse identificados. Esto sucede en todos los ámbitos de la vida, no sólo en el deporte, y quedó demostrado en 1992 con el ascenso del Cáceres Club Baloncesto a la Liga ACB; un ascenso que supuso que en los años siguientes se disparase el número de jugadores de este deporte en nuestra región, así como la demanda de formación de entrenadores de baloncesto. Ese mimetismo con el primer equipo de Extremadura que alcanzaba la cota deportiva máxima, permitió la creación y consolidación de una estructura de cantera que aún hoy subsiste y es la más numerosa e importante del baloncesto extremeño, sustanciando la base de las selecciones autonómicas de las distintas categorías.

Por el contrario, la desaparición hace dos años del antiguo club de ACB supuso inmediatamente una inflexión en cuanto al número de practicantes de baloncesto. Por otra parte, la existencia durante once años de un club en la máxima competición nacional de baloncesto, sirvió de freno a la fuga de los jóvenes talentos que fueron generándose del trabajo con la cantera.

Exportábamos aquellos jugadores cuya progresión deportiva así lo aconsejaba y que no tenían nivel para jugar en la máxima competición; mientras de todas partes de Extremadura y de España llegaban a Cáceres jóvenes becados, deseosos de encontrar el triunfo en la estructura de un club de la máxima categoría; con muchos de esos jóvenes y al amparo del auge del baloncesto extremeño, fueron creciendo y fortaleciéndose a nuestro alrededor otros clubs que también desarrollaron sus propias canteras.

Sin embargo, a raíz de la ausencia de un equipo en la ACB en nuestra ciudad, y a pesar de que la LEB es una liga también de élite y sumamente competitiva en lo deportivo, fueron muchos los jóvenes jugadores de los clubs extremeños que decidieron aceptar las ofertas de clubs de otras ciudades donde sí continuaba el baloncesto en su máximo nivel.

Por lo tanto, una vez justificada la importancia (la necesidad social, diría yo) de que existan equipos de élite en Extremadura, hemos de tomar conciencia de la región en la que vivimos. El relativamente bajo número de habitantes, incluso en nuestras mayores ciudades, hacen virtualmente imposible la supervivencia de los clubs de élite por la vía exclusiva de la aportación económica de sus propios aficionados; y, por otra parte, la escasa importancia del tejido industrial que, desgraciadamente, padecemos en nuestra comunidad autónoma, dificulta sobremanera la consecución de patrocinadores que aporten una ayuda económica en cuantía suficiente para el mantenimiento del deporte profesional en la élite, con los mínimos de dignidad que la región que representamos merece.

Así pues, sólo con la ayuda económica decidida de las instituciones públicas y privadas, entendida ésta como una inversión en nuestra juventud, lograremos que Extremadura no se quede estancada en materia deportiva y garantizaremos la progresión de un deporte de base que necesita a la larga poder identificarse con el sueño de llegar a lo más alto en su club de toda la vida. Un sueño que, particularmente, deseamos poder seguir representando en colores; en verde, en blanco y en negro.

*Gerente del Cáceres 2016 de baloncesto