Mas ha amenazado en Ara con el desastre que provocará el 155 por la reacción del sufrido pueblo catalán (y parecía por su rabia que se refería a violenta) ante esta humillación. Todo en tono muy crispado y rostro descompuesto. Ni una sola mención al carácter pacífico del independentismo. Ni rastro de la cacareada revolución de las sonrisas. Pocas horas antes, en San Cugat del Vallés, escracheaban a Albiol unos energúmenos, enarbolando paraguas y violentando su quehacer. La ministra Montserrat contaba ese mismo día por la radio que su casa había aparecido llena de pintadas intimidatorias y que nadie podía imaginar lo que significaba ser del PP en Cataluña. Los padres de Albert Rivera y toda su familia saben igualmente lo que supone no ser independentista en esa próspera tierra, así como los alumnos de la UAB que fueron al programa de Susana Grisso a denunciar el adoctrinamiento que padecen y a los que crucificaron en las redes por pertenecer a Ciudadanos.

Isabel Coixet escribe sobre la indefensión que, desde que se ha dado el pistoletazo de salida a la carrera de intolerancia que presenciamos, sufre en la tierra que la vio nacer y a la que ama.

Todo esto son episodios vergonzosos que más que meras formas de reivindicación y protesta promueven el odio. Aparcado parece el parlem amoroso de hace tan solo unos días.

Por el otro lado, Mónica Oltra sufre en sus carnes lo que ya padecieron en los años de la santa indignación Cristina Cifuentes, Soraya Sáenz de Santamaría, Rosa Díez y todo aquel que no resultaba grato a los padres del movimiento, muy cercanos a Podemos, cuyos simpatizantes lo mismo asaltaban capillas a teta descubierta con los devotos dentro, que aseguraban que solo se trataba de «jarabe democrático». Pero hay quien intenta convencer de que estos gritos son fascismo porque se acompañan de banderas rojigualdas, Manolo Escobar y máscaras de papel. Los otros son solo ansia de justicia.

Pues no. Este señalar al otro a voces violentas nunca fue libertad de expresión sino vómito de odio. Hoy se recoge aquella siembra envenenada.