WLw a llamada del Banco de España a que las cajas de ahorro que han constituido Sistemas Institucionales de Protección (SIP) se transformen en un banco a todos los efectos, con la única particularidad de que la Obra Social de cada entidad seguirá siendo gestionada por la misma a través de una fundación, supone un cambio decisivo en la naturaleza de las cajas que no ha sido suficientemente explicada por estas. En nuestra región, la Caja de Extremadura aprobó el pasado martes transferir todo su negocio financiero al banco central resultante de la integracion. La Caja de Badajoz no ha llegado a ese punto, pero ha acordado con sus socios de SIP mutualizar la totalidad de sus recursos y beneficios.

Los cambios vertiginosos que atañen a las cajas de ahorro desde hace apenas medio año como consecuencia de la crisis han desembocado en las dudas que sobre estas entidades se ciernen acerca de su futura capacidad para seguir siendo instrumentos financieros al servicio de la comunidad con los criterios que hasta ahora han tenido. Nadie duda de que la ´bancarización´ de las cajas les quita soberanía, de tal suerte que el mantenimiento de la Obra Social a través de una fundación, se antoja como la fórmula buscada para que ese proceso de pérdida de soberanía no tenga una respuesta social. En cualquier caso, y a tenor de las inquietudes que genera, este proceso no debería permanecer bajo el manto de silencio en que ahora se halla.