Profesor

Los reyes tenían salón de recepciones. Las clases altas salita de recibir y salón para fiestas. Toda familia que se preciara debía tener un salón para recibir visitas, pues entonces la gente se visitaba. Ninguno de estos salones tenía excesivo uso, pues las recepciones y fiestas además de caras eran muy escogidas. Y los salones familiares, desconocidos para los pequeños de la casa, no superaban las dos visitas al mes. Como las casas comenzaron a menguar en metros cuadrados y las visitas decayeron, el salón se convirtió en salón-comedor. No fue un paso fácil, pues las madres temían que el uso frecuente contribuyera a deteriorar los muebles, que en otros tiempos se mantenían nuevos desde el día de la boda hasta la muerte de sus propietarios e incluso no era extraño que los heredaran los descendientes en muy buen estado. Claro que los muebles de entonces eran de calidad y ahora los compran en Ikea. Un salón de grandes dimensiones es el sueño de la mayoría de los compradores de pisos.

Puede haber muebles de todas las clases y categorías en un salón familiar. Tresillos, "sofales y sofales camas", mesitas de cristal, madera o metacrilato o de las tres cosas a la vez, alfombras, mesas extensibles, cortinajes a juego con las alfombras y manteles, sillas lo más incómodas posibles aunque muy bonitas y caras, revisteros de diseño, lámparas halógenas, arañas de mil brazos o incluso plafones, una marina de colores estridentes, una lámina del Prado o de París, fotografías familiares, una del esposo como ganador de un campeonato de mus o de pesca y pañitos, muchos pañitos. Todo ello pone de manifiesto el gusto y la categoría de los dueños de la casa. Ahora lo que no puede faltar es un sillón y un televisor.

El sillón, a veces butacón, es el asiento más cómodo de la casa y su situación es privilegiada. En el lugar desde el que mejor se ve la tele. Y no es raro que disponga de un mueblecito auxiliar o una silla que permita extender las piernas. Suele tener a su lado un mando a distancia. Además es el único mueble, objeto o utensilio, junto con el automóvil, que tiene dueño exclusivo. El padre, naturalmente. Cuáles serán sus propiedades que casi nunca está vacío. Si por imperativo del trabajo, por estar en el fútbol o el baloncesto, o tomando unas copitas con los amigotes no está el padre en casa, o sea sentado en el sillón, otra persona de la familia pasa a ocupar su puesto no sin tener una agria discusión con el resto de los presentes e incluso es moneda corriente contemplar riñas por su conquista y luchas para ocuparlo apenas se levanta su usuario. Si vas de visita a una casa la primera pregunta que haces es: "¿Cuál es tu sitio?". Una pregunta ociosa, pues solamente con echar una mirada a los asientos se sabe la contestación. La esposa no necesita un sillón parecido porque no tiene tiempo de sentarse. Es un ahorro, oye.