Después de que el presidente de Italia, Silvio Berlusconi , pidiera a los damnificados del terremoto de la región de los Abruzzos que se tomaran su situación como unos días en un cámping, suena a demagogia el ofrecimiento de sus casas para acoger temporalmente a algunos de ellos. La falta de tacto vuelve a perder al máximo dirigente italiano.