Una vez más, el estado de Israel, cuyo presidente es Simon Peres , ha puesto en evidencia que respeta los derechos humanos cuando le conviene. No de otro modo se puede interpretar que el Supremo de ese país haya liberado a la activista española Ariadna Jové Martí, después de que fuera detenida por el ejército por no tener visado israelí cuando estaba en Ramala, tierra palestina.