TLta semana pasada asistimos al Congreso de MCA-UGT Extremadura y pese a que Miguel Angel Rubio , su hasta ahora Secretario General, puso el acento en no ser el protagonista, lo fue y de largo para los centenares de asistentes al mismo. Que un albañil cuya vida laboral se inició a los 14 años como aprendiz en las obras de la Delegación de Hacienda de Cáceres haya llegado a tener influencia en trascendentales decisiones para el futuro laboral de miles de extremeños resulta, como personaje de la Historia del movimiento obrero en nuestra Comunidad, enormemente atractivo. Sobre todo en momentos en que el papel del sindicalismo quiere estar cuestionado por aquellos que pretenden que cambie todo para que no cambie nada.

Debemos recordar que en los albores de nuestra actual Democracia no era nada sencillo desempeñar el papel que hizo Miguel Angel. Destacó en las reivindicaciones todavía con el Dictador vivo, dio el salto a la política municipal en 1979 y lo que es más ejemplarizante para nuestros políticos actuales formó parte de la candidatura del alcalde socialista Juan Iglesias Marcelo en unos años en los que la convivencia entre gobierno y oposición era mucho más saludable que en la actualidad permitiéndose formar parte de la toma de decisiones a todos los concejales del Consistorio, al margen de su ideología. Algo, hoy totalmente impensable. Por desgracia.

XASUMIOx además dentro de una trayectoria impecable una responsabilidad susceptible de muchos cuestionamientos: las obras públicas, donde se decía que "volaban" los maletines y de la que nuestro protagonista se fue como llegó, "ligero de equipaje". Ya se escucharán a los voceros de la intransigencia intentar meter a todos en el mismo saco, pero lo que resulta de una objetividad absoluta es que fue capaz de ser respetado aún en la discrepancia. Su voz se ha escuchado en foros nacionales. Dice lo que piensa, incluso, como confiesa, sin pensar en ocasiones lo que dice, lo que le ha ocasionado más de un problema. Ha sido una persona exigente, pero parafraseando su discurso se ha puesto el primero en la línea de fuego, no como el fraile que aconsejaba ir todos a cavar que luego " todos comeremos".

Su doble militancia en el sindicato y en el PSOE le permitió dar vida real a sus profundas convicciones llegando a padecer la ruptura en la huelga general de 1988 lo que le supuso un gran dolor al tener que enfrentarse a sus compañeros de los Gobiernos regional y nacional. Ha predicado el eslogan de menos silla y más zapatilla y nos deja el testimonio grabado a los historiadores de miles de imágenes y de sonidos donde se dibuja su extraordinaria trayectoria de servicio con momentos para no olvidar como su papel en las huelgas de la construcción, la de los autobuses, el 23 F o las más recientes intervenciones en el conflicto de Siderurgia Balboa. Si, en efecto, es la encarnación del sindicalista que no se jubila.