TEtl verano da sus primeros pasos y con él, el sofocante calor se hace notar en los obreros de la construcción que ponen en práctica su pequeño Full Monty , descamisándose para mostrar una amplia variedad de tipos y formas. Los encargados, capataces, lugartenientes, o cualesquiera otros de los responsables de velar por la seguridad en las obras, no sólo hacen la vista gorda para que se cumplan las normas, sino que se suman a la escena y forman parte de tan cotidiana situación.

Si establecemos una relación causa-efecto entre lo que se vive en la calle y lo que nos indican los análisis estadísticos, el resultado no puede ser más contundente. Según el último informe sobre siniestralidad laboral en España, emitido por el sindicato UGT, se afirma que comparando los periodos de enero a abril entre los años 2005-2006, los accidentes en este sector han aumentado un 8,9 %, según achaca el sindicato debido a la alta precariedad laboral que registra la construcción, así como al incumplimiento reiterado de la normativa específica.

Todos observamos día a día situaciones de las relatadas, e incluso en alguna ocasión somos protagonistas de las mismas a sabiendas de que nos jugamos la vida. Se trata pues de que pensemos en los que nos rodean, en que los accidentes pueden surgir en cualquier momento, en que es obligatorio ponerse el casco y las botas de seguridad, en que la mejor manera de evitar un accidente es prevenirlo. Si quiénes deben obligarnos no lo hacen, seamos nosotros quienes asumamos esa situación, con coraje y sin complejos porque seamos los únicos que lo hacemos. Al final de todo, cuando en el peor de los casos la muerte llega, ya no existe espacio ni tiempo para la prevención. felipe.sanchez.barba@extremadura.

*Técnico en Desarrollo Rural