Más intriga, imposible. La gestación de la compra de Endesa ha tenido dos nuevos sobresaltos. El jueves trascendió que dos de los principales tenedores de acciones de la compañía, la italiana Enel, con su casi 25%, y la española Acciona, con el 21%, tramaban unirse para hacer una oferta de compra de acciones de la eléctrica española a un precio superior al que ha ofrecido E.ON en su opa. Y posteriormente, el aviso de la CNMV de que la oferta de la nueva alianza Acciona-Enel deberá aguardar un periodo de seis meses desde que se sepa el desenlace de la opa de E.ON, que acaba el próximo día 29. Por los vaivenes que ha sufrido esta operación de compra de la principal eléctrica española desde septiembre del 2005, no hay que sorprenderse de que en el tramo final de adjudicación de la compañía los principales actores que siguen en escena mantengan sus espadas en alto. Lo más relevante es que la CNMV ha tomado una decisión inmediata, que será denostada por los perjudicados, pero que permite al organismo regulador de las opas recuperar el papel arbitral que estaba puesto en entredicho. Tiene su lógica que primero es la opa de E.ON y si hay quien la quiere mejorar, debe aguardar unos meses. Pero es iluso desde el punto de vista del mercado: si alguien dice que pagará más por esas acciones, está invitando a no vender ahora, con la opa de E.ON en marcha. Zapatero, Prodi y Merkel coincidirán este fin de semana en Berlín. Nadie duda de que hablarán del futuro de Endesa, cada uno según su accionista favorito. Todo un síntoma de que el mercado no tiene la última palabra.