Acaba de morir Alexandr Soljenitsin , el escritor que ganó el Nobel de Literatura por su memorial titulado Archipiélago Gulag , el escalofriante relato de los campos de concentración soviéticos bajo Stalin , y bajo los que siguieron a Stalin, uno detrás de otro, mientras perduró la Unión Soviética antes de cerrar por quiebra en 1991. Es oportuno hacer esta precisión porque la izquierda occidental, en especial la que todavía tiene callos en las rodillas de reverenciar a Mao, Fidel y demás déspotas, prefiere decir stalinismo en lugar de comunismo , porque así cree que se escabulle mejor de su pasado reciente de servilismo hacia los sucesores de Stalin.

Nuestros socialistas pertenecen a esta izquierda que ahora se proclama democrática, pero que aún se resiste --con una resistencia que sería patológica si no fuese enteramente coherente-- a admitir que el socialismo marxista es la causa de los mayores genocidios de la historia humana después del aborto consentido por las leyes. Se proclaman democráticos, pero Felipe González y Alfonso Guerra fueron a hacer la reverencia al barco Aurora en la URSS, todavía hay quien peregrina a Cuba a rendir tributo al Coma-andante (en feliz expresión de Zoé Valdés ), y por lo que respecta a Soljenitsin y el socialismo español, aún se recuerda el lamento de ese tótem de la izquierda literaria que fue Juan Benet por la libertad del escritor ruso, para quien pedía los peores castigos al más puro estilo soviético.Soljenitsin se limitó, en su oceánico

Archipiélago Gulag