La actual situación del Cáceres Destino Turístico, en estado terminal por la insostenible coyuntura económica que le ahoga minuto a minuto, requiere de una solución rápida o, de lo contrario, e incluso en pocos días, el proyecto se podría dar de bruces con la cruda realidad del desmantelamiento, poniéndose fin, por segunda vez en pocos meses, a la ilusión de docenas de profesionales y también de una afición que ha demostrado querer seguir disfrutando del baloncesto, aunque no sea del lujo de la ACB. Visto lo visto, se impone la marcha de los actuales dirigentes, encabezados por el entusiasta Juan Francisco Luis, y la llegada de otros, éstos quizá con menos ilusión pero más poder en los centros políticos y financieros, lo que se traduce en una mayor practicidad. En este sentido, el empresario Pedro Núñez, el gestor de mayor visión en el club durante mucho tiempo, tiene todas las papeletas para regresar a una entidad que lleva demasiado tiempo arrastrando el nombre de la ciudad por toda España, y en éste un año más, con distinto apellido pero idéntica problemática. Es evidente que los aficionados ponen todo el corazón, pero cuando son directivos son insuficientes, y de ello hay múltiples ejemplos, no sólo en Extremadura. En el profesionalismo, a veces el mayor crédito te lo da la cartera.