TEtscarmentar en cabeza ajena no es algo que se nos dé especialmente bien a los españoles. Si así fuese, no serían necesarias campañas publicitarias como las de tráfico, las drogas legales e ilegales, los malos tratos, etcétera. Tampoco aprender en cabeza ajena es lo nuestro, y ahí está la campaña de fomento de la lectura o la salud. Todo esto a nivel individual. A nivel mundial, los asuntos importantes sobre los que no escarmentamos ni aprendemos adquieren dimensiones tan preocupantes como los anteriores: cualquier agenda, medianamente documentada, les recordará lo poco que nos importa la paz mundial, el hambre, la explotación infantil, el racismo, los discapacitados, los derechos humanos y, por supuesto, el famoso cambio climático que es el que, últimamente, tiene la culpa de todo. Tenemos un curioso sentido de la importancia y las consecuencias que lo que nos rodea tiene para nosotros tanto individual como colectivamente. Básicamente, casi todo se resume en que las cosas malas siempre les pasarán a los y las demás y los grandes problemas de la humanidad son culpa de otros.

Nos queremos muy poco y nos subestimamos. Pues no tanto, en realidad, nos pasamos la vida pensando en nosotros y en que el poder lo tienen los demás y no usted.

*Psicólogo Social