WLwa atención prestada al 10 aniversario de la tragedia de Srebrenica, el primer genocidio perpetrado en Europa desde la segunda guerra mundial, trasluce la preocupación por no olvidar lo sucedido y evitar que vuelva a suceder algo parecido. Es doblemente loable, porque no se deja de lado el objetivo final de promover justicia: condenar a los culpables de un crimen contra la humanidad para restañar las heridas y construir la paz.

Pero resulta que ninguno de los responsables directos ha sido capturado aún, lo cual es muy poco comprensible. Y que muy poco se ha dicho sobre los supervivientes de la tragedia, qué ayudas han recibido, qué se ha hecho de sus vidas. Y sobre todo que queda por aclarar la pregunta más importante: ¿por qué tuvo lugar la masacre de Srebrenica, la más brutal de todas las conocidas en la guerra de Bosnia? La contienda estaba terminando y no parecía que aquel horror tuviera un objetivo concreto. Quizá 10 años de silencio todavía son un escaso margen de tiempo. La reconciliación de los bosnios, paso necesario para la reconstrucción, ha de hacerse sobre la aclaración de todos los extremos y responsables últimos, caiga quien caiga. Mladic y Karadzic han de ser capturados, sea lo que sea lo que deban explicar.