La semana pasada andaba yo por Madrid en la presentación de un libro. Al terminar el acto, todos aplaudimos al autor. De pronto, una señora se levantó y comenzó a hablarnos de lo mucho que íbamos a avanzar si su partido ganaba las elecciones, hasta llegó a pedirnos el voto para el "magnífico", según ella, candidato de su partido. Los presentes nos quedamos boquiabiertos; no dábamos crédito, nadie nos había informado de que además de a la presentación del libro, asistiríamos a un mitin. Al día siguiente esa señora pedía perdón por aquella metedura de pata. Aunque yo creo que han surtido el efecto contrario, puesto que hemos pasado de pensar que era una caradura, a pensar que sus capacidades mentales están seriamente mermadas. PEDRO JAVIER PEREZ MARIN. Mérida