Nadie sabe cómo va a quedar el mapa de la financiación autonómica. A estas alturas, y con una nueva fecha para llegar a un acuerdo --el 15 de julio--, el panorama que se dibuja es que el Gobierno está siendo bamboleado por las comunidades para que atiendan sus peticiones y dé relevancia a aquellos parámetros que les favorezcan. La última en hacerlo ha sido Andalucía, que ha logrado ayer que el vicepresidente tercero, Manuel Chaves, expresidente andaluz y encargado por Zapatero de reunirse con las comunidades para ir pulsando sus opiniones, se comprometa a tener en cuenta el porcentaje de población escolar y pondere esa variable a la hora de calcular los fondos para cada comunidad.

Así las cosas, el sudoku de la financiación es cada vez más maldito, más difícil de resolver. El Gobierno central y las comunidades autónomas llevan años intentando pactar un modelo que sea aceptable por todos. El tiempo, que en política es un factor decisivo, lo está siendo más en este asunto, puesto que la indecisión para forzar un acuerdo ha hecho que la crisis pase a jugar un papel fundamental y dificulte, aún más, la posibilidad de un consenso. Así las cosas, el presidente Fernández Vara dijo ayer en su discurso sobre el estado de la región, al menos una cosa que se entiende: que no aceptará un acuerdo que haga retroceder a Extremadura del grupo de autonomías con mayor financiación per cápita. Y puso un tope: como máximo, la tercera. A ver cómo casa eso con la promesa de Zapatero a Cataluña de que tendrá fondos por encima de la media. Maldito sudoku.