En 1880, la escritora suiza Johanna Spiry, editaba su libro infantil Heidi, sobre una niña que, aunque en verdad se llamara Adelaida, le pusieron el alias de Heidi, al desarrollarse la historia, según versiones, en Heidiland, en el distrito de Landquart, en el cantón de los Grisones, en la propia Suiza.

Todos recordamos la famosa serie televisiva de dibujos animados y a nuestra niña amante de la naturaleza de pelo corto y negro, con flequillo, que siempre vestía la misma ropa y que se fue a vivir a los Alpes Suizos, así como a su fiel y leal amigo que dirigía un rebaño de cabras, o a su abuelo, «el viejo de los Alpes», algo gruñón, que aunque pareciera un hombre sencillo, siempre sospeché tuviera bajo algún colchón suizo, una buena cantidad de euros.

No es que me haya dado por recordar tan bonita historia infantil así porque sí. Ayer por hoy, leo con sorpresa que Suiza no extraditará a la exdiputada de la CUP, Anna Gabriel tras la orden dictada por el juez Llarena.

Al parecer, según el portavoz del Departamento de Justicia, la extradición en su país está excluida por razones políticas y lo único comparable con su Código Penal es el artículo 265 del título 13 sobre crímenes o delitos contra el Estado y de alta traición, pero siempre con violencia.

Me pregunto cómo algún suizo, viendo a la actual exdiputada pudiera pasársele por la imaginación cualquier acto violento por su parte, pareciéndose ahora más a Clara, la amiga de Heidi que a aquella que reclamaba días antes la independencia a cualquier coste. Como esto siga así incluso se puede crear algún tipo de lazo o unión entre prófugos españoles y nuestros amigos suizos y belgas. Aunque creo ya lo hay.

Al parecer, el diputado «cantonal» suizo, Jean Pierre Gallatim, ya calificó a los procesados catalanes de presos políticos. A su vez, en Bruselas tienen su homónimo en el secretario de Estado, flamenco, diputado nacional e integrante del Grupo de Amistad Parlamentaria Helvético-Catalana.

Ya saben, si quieres romper un país, atentar contra la Constitución y fuerzas de seguridad, no te preocupes, te vas a Bruselas protegido por algún «flamenco» o a Suiza por «cantones».