WEwl anuncio de la retirada de Agroexpansión y WWTE del mercado extremeño ha sido un jarro de agua fría y la constatación de que en el sector del tabaco las cosas siempre se pueden complicar un poco más. Con un futuro regulatorio incierto y las ayudas sólo aseguradas hasta el 2010, los 4.000 productores extremeños ven ahora cómo dos --se han fusionado este año-- de las cuatro empresas a las que podían vender su tabaco se marchan de la región dejando atrás un triste expediente de regulación de empleo para 120 operarios de Malpartida de Plasencia y Talayuela.

Da la sensación de que este episodio no es sino un capítulo más de la triste agonía de un cultivo que ha basado siempre su supervivencia en unas ayudas comunitarias que parecen tener fecha de caducidad. Sería bueno que este momento fuera un toque de atención para que se activara un verdadero debate sobre las alternativas de desarrollo para la zona si el cultivo en el futuro no tiene visos de continuidad. Llevamos años escuchando hablar de cultivos alternativos para la zona pero poco se sabe a ciencia cierta de los resultados de esos estudios. La cuenta atrás hasta el 2010 está en marcha y el sector no se puede permitir el lujo de dejar pasar más días sin que se le clarifique su futuro.