Todos firmes. Y muy nerviosos. Los cambios, lógico, no se quedarán con la marcha de María Antonia Trujillo a Madrid. Aquí, en casa, habrá que tapar huecos, quizás intentar arbitrar las paridades de Zapatero o quedarse en algún simple retoque a la espera de que pase el congreso regional. ¿Y la vicepresidencia? ¿Habrá llegado la hora de la vicepresidencia? ¿Del elegido? Lo dicho. Todos firmes. Y muy, muy nerviosos.