Una tarde de siesta en la que planchamos una oreja en el sofá y la otra permanecerá abierta a todo lo que el telediario nos cuenta. Y cuenta que el surcoreano que ayer decía que su vida era muy importante, hoy no dice nada. Le han dejado sin cabeza, y una señora más ha perdido la vida a mano de su pareja: ¡Ay las parejas! ¡Ay las guerras! No dejan de causar horror y terror y todos los días nos dan la siesta, aunque es mejor que te den la siesta a que te la quiten para siempre. La siesta es pesadilla cuando la vida no tiene valor en tiempos de guerra, ni tampoco la tiene cuando conviven con quien no duda en quitártela por una mala idea. La vida es más que una guerra, que una pareja. La vida lo es todo, y debemos tenerlo en cuenta. MARIA ZARZA RUIZ Cáceres