Escritor

Leo la programación del Centro Dramático Nacional, de Exterminio, y me quedo con la boca abierta. No tocan nada para bien. Con toda urgencia, don Andrés Amorós, presente la dimisión, y su secretario de estado también. Corran y huyan. Demuestren que todavía les queda un poso de vergüenza. Me consta, que el que venga lo tiene también difícil. Huyan todos, y dejen al señor Aznar y al señor Rajoy cantando llevo unas huevas mu bien aliñás y al menos quedará a salvo su dignidad señor Amorós. Vaya por delante, que bueno está lo de programar Historia de una escalera que al propio Buero ya le horrorizaba verse siempre en ese dilema. Pero programar a Marsillach, que nunca fue autor de teatro, por mucha admiración y cariño que le profesemos, tiene que llevar implícito, programar otras cosas que fueron punta de lanza de la transición. Que se le quiere dar un homenaje a Marsillach, hágase en un teatro de los muchos que hay en Madrid con ayuda del ministerio. Otra cuestión: ¿Hasta cuándo vamos a tener que soportar las obras de Fernán Gómez, que es otro actor y gran director de cine...? Y el remate es la recuperación de Gala que lleva tiempo al servicio del sindicato y va a estrenar con Concha Velasco otra obra de su creación. Después la tinta del calamar la ponen Gil de Biedma y Arrabal y etcétera. Lo más gracioso de todo, es la perplejidad de los propios autores madrileños, porque además este reducto nacional es también un reducto madrileño. pero siempre con los mismos. Y es que Madrid sigue siendo una unidad de destino en lo universal. Escribía hace poco Haro Tecglen contra las autonomías que no entran en su cabeza. Haro lo quiera o no es madrileño, pero gracias a tener en Extremadura otro gobierno, al menos aquí no se ejerce ese exterminio y se cuentan por decenas las empresas teatrales que se programan con la ayuda de la comunidad. Pero lo de Madrid, señor Amorós ha llegado al límite, bien es verdad que es un límite eterno. Yo señor Amorós voy a estrenar dos obras en Lisboa, pero no con la ayuda del estado, sino con los dineros de las multinacionales. Ver para creer. Lo de España es muy espeso y por lo que veo, eterno.