TEtl espacio y el tiempo tienen un tratamiento específico en el teatro. Los personajes disponen de una expectativa de vida de dos horas como mucho y el lugar donde ocurren los hechos teatrales, el espacio escénico, no es neutro ni indiferente, tiene sentido tanto en cuanto tiene sentido la vida del personaje. Por eso me preocupa el tratamiento del espacio escénico que se está llevando a cabo en algunos teatros próximos. Lo de la cocina en el escenario o lo de escenarios que son incapaces de acoger una cocina (o un retrete) por sus escasas dimensiones, se queda pequeño ante cosas como la que ocurrió en un lugar (de cuyo nombre no quiero acordarme) que tenía un teatro en el que ensayaba una orquesta. Llegó un invierno muy frío (igualito, igualito que el de ahora) y los músicos se quejaban del frío que congelaba instrumentos, dedos, pitos y flautas. Como la cosa iba a mayores, quienes inspeccionan lo del trabajo y tal, fueron a inspeccionar el teatro de marras y concluyeron que habría que bajar esos techos del teatro como medida contra el frío. Ante ese tipo de conclusiones se me ocurre que unir algunos de mis artículos como Educación musical y Teatro I , aparte del ahorro de letras y papel que conlleva, sería esclarecedor de un panorama que con osadía de chalet adosado y coche nuevo, pretende eliminar los problemas físicos y laborales bajando los techos del teatro Y digo yo... ¿Y si subimos los suelos, no saldría más económico?

El espacio teatral tiene la virtud de soportarlo casi todo. Es reducido, no por limitaciones, sino porque el teatro tiene la naturaleza de lo reducido, lo otro sería cine. Pero de ahí a bajarle los techos... ¿no se referirán a los humos?

*Dramaturgo y directordel consorcio López de Ayala