EL BOCHORNO DE ´PILLAR´TAXI EN EL HIPICO El jueves visité por primera vez la pista de verano del hípico. Decidimos ir en taxi por los controles de alcoholemia, lo que no sabíamos es que para volver casi tendríamos que recurrir a las manos. Tras varias copas y bailes, se apagó la música y nos mandaron con ella a otra parte. Tocaba volver. El autobús, si es que hay, desde luego no lo vimos. Unica opción: el taxi. Una jauría humana medio alcoholizada --unos más que otros-- estaba ya a la caza de un taxi. Al no haber parada, es necesario llamar a la central para que te envíen un vehículo, previa identificación. El taxista llega, grita el nombre dado a la operadora, te montas y te vas. Sencillo, aunque no tanto. Cuando se trata de borrachos, no. En nuestro caso, dos imbéciles decidieron que el taxi que venía a recogernos era suyo, se montaron y de allí no se bajaron hasta 15 minutos después, unas cuantas voces e insultos por su parte al taxista que les pedía que se bajaran. El espectáculo fue bochornoso. No lo lamento por nosotros, gajes de la noche, pero sí por el pobre taxista que se ve obligado a lidiar con impresentables como esos para ganarse el pan. ¿Dónde estaba la policía?MARIFE GUTIERREZ. Cáceres