WEw l proyecto de crear un gran centro comercial auspiciado por la multinacional holandesa Rodamco en los terrenos de la antigua fábrica de la Hering, cerca de Caya, ha levantado toda clase de recelos entre los comerciantes de la capital pacense. Se quejan del emplazamiento: los comerciantes afirman que el que esté junto a la antigua frontera con Portugal hará "de tapón" e impedirá que los clientes procedentes del país vecino entren en la ciudad. La posición de los comerciantes es perfectamente comprensible: más competencia es más dificultad de alcanzar una clientela que haga rentables sus negocios. Pero más competencia es también más preparación, más imaginación, más modernización de los mismos. Seguramente han sido los comerciantes de Badajoz los que han tenido que enfrentarse en Extremadura a un reto mayor: la instalación de El Corte Inglés, que supuso una formidable competencia. De aquel desafío han salido vencedores todos: El Corte Inglés, unos grandes almacenes con capacidad de atraer clientes que vivan a decenas y decenas de kilómetros de distancia, y el comercio tradicional, que supo aprovechar esa coyuntura para renovarse. Si hoy el comercio de Badajoz es puntero, en buena parte se debe a que supo competir. En una sociedad como la nuestra, donde impera el libre comercio, es difícil establecer limitaciones al mismo. La ley es para todos. Otra cosa es, y por el mismo principio de que la ley es para todos, de que ese proyecto requiera una modificación ´ad hoc´ de las normas urbanísticas, puesto que los terrenos están en suelo industrial. Una modificación puntual de esa zona sí podría interpretarse como una decisión municipal que lesiona los derechos del comercio establecido.