WEwl punto final a la limitación de importaciones de textil chino, que acaba de entrar en vigor, es el desafío más importante que ha recibido en los últimos cien años la industria occidental. La Organización Mundial de Comercio (OMC) decidió acabar con esas trabas hace 10 años, al firmar el Acuerdo Multifibras, cuando China no era ni de lejos la potencia que es ahora en fabricación y exportación.

La desaparición de los contingentes tiene algunas cláusulas de salvaguarda para tratar de impedir que la liberalización provoque una avalancha que arrastre a todo el sector. Pero los empresarios y los sindicatos son muy pesimistas. En España, la industria ha perdido 26.000 empleos en dos años.

El planteamiento de nuestros políticos, pidiendo al sector nacional mas calidad, especialización y reducción de costes, no conseguirá gran cosa. China no sólo fabrica baja calidad y poca tecnología, sino que cada vez compite más en las gamas altas. Y además lo hace en unas condiciones inigualables: con salarios bajos y sin que sus empresas tengan obligaciones medioambientales o de seguridad social. Nuestro textil no va a competir en igualdad de condiciones y tiene el futuro dificilísimo.