WTwras la decisión de ETA, el presidente Zapatero se ha comprometido a actuar "con calma". Es lo sensato cara a un proceso que augura "largo, duro y difícil" y que precisa una buena sincronización entre las fuerzas políticas y una profunda mentalización de la opinión pública. Hay que empezar por hacer operativa la resolución parlamentaria del 17 de mayo del 2005. Para ello, convendría asegurar tres cosas.

UNO . Es imprescindible verificar la autenticidad de la voluntad de ETA. No puede volver a ocurrir que el cese de los atentados se vea empañado por nuevos episodios de kale borroka, extorsiones o amenazas. El alto el fuego debe ser, como dice el PNV, "universal e irreversible", y eso requiere de un tiempo prudencial de verificación.

DOS . Hay que recomponer el consenso. Zapatero tendió una mano al PP --que está rebajando la intensidad de su recelo-- y debe darle tiempo para asumir la situación. Rajoy visitará la Moncloa. La ciudadanía necesita oírle prometer, a la salida, lealtad y colaboración absoluta en este tema.

TRES . Es necesario que la opinión pública se sosiegue. En una cuestión tan delicada y difícil, la actuación política sólo puede ejercerse con acierto en un clima de normalidad.