Estamos en tiempos difíciles y, según certeros agoreros, "peores vendrán", impensables para los ritmos de vida a los que estábamos acostumbrados en los últimos lustros. En estos nuevos tiempos, las "praderas" se utilizarán, otra vez, para la obtención de pastos y no como tierras fértiles para la obtención de cualquier otro producto que, a su vez, provocaba dislates tanto en los sectores productivos como, y más preocupante, en la valorización de la tierra.

Me centraba en este extremado ejemplo para intentar entrever la complicada y desfavorable situación económica global. Es evidente que.dependiendo del escenario y del actor que dé la explicación, se trata de una manera u otra la causa o causas de esta crisis. En sus comienzos, la amenaza que primero nos sobrevino fue la de la crisis energética. Sufrimos unos incrementos desmesurados del precio de barril del petróleo, justificándose estas subidas en la escasez del mismo o, en otros escenarios. se justificaba por la "especulación" con sus reservas o, mezcla de las dos anteriores, el sobrecoste del barril en el mercado de segunda a países que tienen imposibilidad de acceder a todo el crudo que necesitan. Por tanto, un exceso en la demanda ha provocado el primero de nuestros problemas. Sea como fuere, estas subidas del crudo han hecho tambalearse a otros sectores, e incluso tumbarlos.

En el Inmobiliario, este incremento del precio del petróleo puede haber provocado un deterioro de cierta envergadura, pero no su derrumbe. A este sector, lo que más le afecta es el recorte radical de financiación al que estaba acostumbrado, lo cual sin duda está provocando un reajuste que mucho necesitaba. Este sector se había empeñado en cultivar trigo de muy alta calidad en tierras de pastoreo... Por tanto, ellos hicieron fluctuar al alza el precio de los inmuebles, de todos, de los fértiles, que ya de por sí tenían un buen precio y de los menos fértiles. Todo valía para cultivar. Factor muy activo en este sector y clave fundamental de su deterioro ha sido la "especulación", también. Este reajuste que se va a producir provoca el segundo de nuestros problemas.

El tercer problema es la crisis alimentaria. No entraré a valorar la aplicación de políticas desarrolladas hasta ahora, ni los desacuerdos de la tan traída y llevada Ronda de Doha. Lo que sí está claro es que nos encontramos con una falta de materias primas alimenticias y encarecimiento de las existentes como consecuencia de muchos factores: abandono de tierras de cultivo provocadas en cierta medida por el empeño de algunos países desarrollados que no consideraban la necesidad de la agricultura para el mantenimiento de sus economías; pero que, ahora, algunos se plantean muy en serio el desarrollo de aplicación de nuevas políticas, visto lo visto. Como veremos en las negociaciones de la nueva PAC, y que ya no se hablará solo de ayudas de mantenimiento, sino de producciones, espero.

Otra consecuencia es el desarrollo de países más necesitados, la puesta de cultivos en éstos que son más frágiles a las inclemencias meteorológicas han roto la constante en las producciones anuales. No me opongo a esta cooperación, pero sin abandonar las necesidades del mercado porque al final los más débiles sufren las peores consecuencias. No es serio culpar de esta crisis a un sector aún poco desarrollado como los biocombustibles. Lo digo por los tantos por cientos de materias primas que utilizan sobre el total de las mismas para sus producciones, como así lo han reflejado las estadísticas hasta ahora. Otro hándicap es el recorte de fondos que se destinan para el mantenimiento de la agricultura, ganadería y sus producciones y que conlleva el abandono del medio rural. Serio y más profundo análisis sería el intervencionismo y la "especulación" con estas materias primas, que si no se pone freno al mismo si dará mayores problemas.

El mayor de nuestros problemas, por ser el más necesario, se encuentra en el epicentro de la crisis. Me refiero al problema financiero. Este es más difícil de resolver. La contracción crediticia internacional pone freno a muchas posibilidades. Se ha derrochado mucha inversión en "praderas marginales", que ahora que recobran sus "usos reales", no aportan ya la productividad necesaria para mantener los sistemas con la misma normalidad. Pero, como decía antes, no vendrán mal los reajustes, porque si no, al final el problema crece y las consecuencias son peores. Si las entidades financieras no están dispuestas a poner remedio a estos males y, por el contrario, van a seguir engordando sus cuentas de resultados con fondos de inversión que dependen del precio del maíz o del petróleo, estaremos abocados durante mucho tiempo a unos ritmos de crecimiento muy pobres y, lo que es peor, se seguirá alimentando la "especulación" sobre las materias primas, ya sean de carácter energético o alimenticio que, a fin de cuentas, todo es energía para poder seguir viviendo...

La política y los políticos nos debemos preocupar, e intensamente, de los problemas de nuestra sociedad, y más nosotros, los socialistas, si estos problemas ponen en peligro el estado del bienestar. No debemos perder ni un minuto, no podemos permitirnos retrocesos ni deterioros en los pilares básicos. Las socialistas seguiremos apostando por las políticas sociales y la defensa a ultranza de los más débiles. Es tiempo de la imaginación, de la puesta en escena de nuevas posibilidades. Es tiempo de ideas, de contar con todos y de arrimar el hombro. Ahora más que nunca es el momento de dar fuerzas extremas a las relaciones sociales. No es tiempo de decretazos ni de congelación de sueldos, ni de recortes sociales. Estrujémonos los tarros y pongamos de nuevo este mundo a dar vueltas, pero sin que a cada giro se desgaste.

*Secretario de Economía y Empleo de la Comisión Ejecutiva Provincial del PSOE de Cáceres.