XPxoco a poco, como las cuentas de un rosario, se han ido conociendo los nombres del nuevo gobierno, el primero de Zapatero. No a todos los nombres se le pone cara, pero sí a algunos que son claves. Para empezar, Zapatero ha cumplido su primera promesa de igualar hombres y mujeres en el gabinete. Si a ello añadimos la idoneidad y una razonable representación territorial, habrá que concluir que hacer un gobierno es lo más parecido a confeccionar un puzzle de campanillas, en donde una pieza tiene que encajar con las restantes para formar una figura armoniosa. Sea para bien de España y de los españoles, porque a este gobierno le van a tocar en suerte toros muy difíciles de lidiar.

Abordada la cuestión en los incorrectos términos de ascensos y descensos, algunos nombres pueden parecer mal colocados, pero entendida la cuestión en sus debidos términos, la distribución de carteras parece muy atinada. Nadie puede dudar que los morlacos más difíciles de torear son las reformas de los estatutos autonómicos, tanto en el caso vasco como catalán, no caben aquí las faenas de aliño, y Jordi Sevilla, in pectore ministro de Administración Territorial, ha de estar particularmente diestro.

Tampoco Solbes llega en el mejor de los momentos, ligados a eurolandia como estamos, felizmente a pesar de todo, pero con una crisis económica en Europa muy profunda, que está obligando a reconsiderar muchos de los principios socioeconómicos que se suponían intocables. Junto a ello y complicando mucho más la cuestión, hay nubarrones de crisis energética con el barril de petróleo. Afortunadamente en esta crisis económica, los principales activos que oferta España están ligados a los servicios que giran alrededor, básicamente, aunque no únicamente, del turismo, lo que permitirá a Solbes mantener la previsión de crecimiento del 3,5% del PIB. No obstante el eje China-Japón-Corea se convierte en un gigante por momentos y Méjico ya ha superado a España en PIB. De esto hay que tomar nota.

A un mediador de campanillas como Moratinos, lo han colocado al frente de Asuntos Exteriores, una cartera que en clave española resultaba hasta hace poco lúcida y cómoda, pero no es el caso de Moratinos, que va a tener que deshacer los muchos entuertos hechos por Aznar, que nunca quiso tener un auténtico ministro de Exteriores, llevándonos con su entreguismo a Bush a una situación tan incómoda en Europa como con nuestros vecinos islamistas, con los que estamos condenados a entendernos. Deshacer ambos entuertos desde la dignidad, no va a ser tarea fácil. No romper las cadenas de información y mantener los aparatos de seguridad es una de las tareas de nuestro flamante ministro de Seguridad, que le toca bregar con dos terrorismos igual de deleznables, pero con una capacidad muy dispar de acción. El conocer lo que se cuece en algunos movimientos migratorios islámicos, tanto dentro como fuera de nuestras fronteras, es una tarea inexcusable de la nueva cúpula ministerial de Seguridad, que debe ser abordada con carácter prioritario. A Jesús Caldera le han asignado la cartera de Trabajo, lo que dista mucho de ser un regalo en las circunstancias actuales. La flexibilizacion del trabajo parece ser la panacea para resolver cualquier problema económico. Por otro lado, las promesas a los autónomos fueron muy firmes.

Por lo demás, normalidad esperanzadora, con guiños territoriales, como el hecho con la exitosa política de vivienda extremeña al trasladarla al contexto nacional, nombrando ministra a su consejera.

*Ingeniero