WLwa denuncia de que en España hay un índice excesivo de precariedad laboral tiene una concreción muy ilustrativa: de los más de cuatro millones de ocupados en España con sueldos inferiores a los 1.000 euros, la gran mayoría son jóvenes de entre 16 y 35 años. Tampoco es cierto el tópico de que se debe a su falta de formación. Al contrario: como las ofertas de trabajo son escasas, los jóvenes licenciados sin experiencia están compitiendo con los de su misma edad que no acabaron los estudios por diversas razones, porque ya se conforman con puestos de menor posibilidad de promoción laboral.

A este colectivo se les denomina mileuristas, en alusión a ese salario máximo mensual de 1.000 euros que acostumbran a cobrar. Si, como parece, el fenómeno afecta a toda una generación, estamos ante otra muestra del fracaso de nuestro modelo socioeconómico. La precariedad en la contratación laboral, más que los índices de fracaso escolar o universitario, influye en el retraso de la edad de emancipación del hogar familiar.

Para diseñar una nueva política social favorable a los jóvenes, es un punto de partida suficiente, que se debe completar con programas de vivienda accesible y de apoyo decidido a la maternidad.