THtay personas que no tienen medida ni ponen límites a su osadía. En la misma circunstancia, cualquiera que dejara temporalmente la cárcel tras depositar una fianza de 60.000 euros, adoptaría ante cámaras y micrófonos una actitud casi sumisa, de discreción y recato, con el fin de inspirar alguna compasión. En cambio, la ex socialista y ex primera teniente de alcalde de Marbella, Isabel García Marcos , apostó por el ruido y la provocación. Sólo a alguien implicado en un escándalo de corrupción y que no anda sobrado de escrúpulos puede ocurrírsele presentarse ante el mundo como una víctima del sistema político. Isabel García Marcos asegura que es una "presa política" y que tiene "ases en la manga". De lo primero me sonrío, es una broma, y en cuanto a lo segundo, no lo dudo: es lógico que los jugadores tramposos se guarden cartas bajo la manga.

Esto de la Operación Malaya se convirtió desde el primer instante en un circo mediático para pasto de consumidores de programas basura, rosas y tomates de la televisión. Es razonable, por tanto, que quien hizo de ariete del todopoderoso Zarrías contra el gilismo actúe ahora en la pista con desfachatez y cinismo.

Esta mujer simboliza con su descaro la faz granítica, berroqueña, de la llamada Operación Malaya. García Marcos promete dar juego y hasta escándalos. Sería una pena que entre las perlas impagables que suelta, como la forma en que justifica los 378.000 euros escondidos en su casa, -"para proteger el futuro de mi hija, unos ahorros para sacar a la familia adelante"--, no nos cuente , con pruebas, el porqué de la pasividad cómplice de la Junta de Andalucía dejando crecer el monstruo que engendró Jesús Gil en Marbella. Pero me temo que no. Ella, como otros implicados que vayan abandonando Alhaurín en espera de juicio, va a estar muy ocupada en generar ingresos de plató en plató. Casi tan ocupados como el consejero de Agricultura de la Junta, Paulino Plata , en ganarse los apoyos a su candidatura para la alcaldía marbellí por el estómago. Plata juega con el tinglado institucional de su consejería y con el presupuesto público para hacerse notar. Y nada mejor que echándole de comer a varios miles de invitados a cenas y almuerzos con motivo de la celebración en Marbella de un evento internacional dedicado al golf. La juerga política del consejero aspirante a alcalde le costará a los andaluces 300.000 euros. Eso sí, Plata aclara que el catering no fue contratado a dedo. ¡Faltaría más!

*Periodista