Ha sido una semana marcada por las pérdidas que como sociedad hemos sufrido, los comentarios sobre el lamento ha sido continuo.

Fue un fin de semana con mucho dolor, la sociedad siente el vacío de quienes nos dan tanto. Es cierto que como escribió Antonio Machado «todo pasa y todo queda», y aunque desaparecerán de la conversación cotidiana los nombres de David Delfín, Juan Goytisolo e Ignacio Echeverría, es más el legado, las imágenes y las palabras que permanecerán en el imaginario colectivo.

No hace mucho tiempo lloramos la ausencia de Carmen Chacón, de su actitud moderna, rompedora y constructiva, todos recordamos el esmoquin perfecto que David Delfín hizo para ella, rompió un protocolo que no contemplaba a una mujer que dirigía la Defensa del país.

Todos dimos un paso hacia delante con ella y fue, aquel día, en pantalones. Quizá, lo más importante no son los pantalones, como tampoco lo es un monopatín, pero hay héroes que son capaces de convertir un mero objeto en una representación de la valentía y dignidad ciudadana.

Un joven español que viene de patinar con amigos, baja de su bici y se enfrenta al terror, cualquiera puede huir, correr, el miedo no siempre nos permite decidir, pero Ignacio Echeverría utilizó lo único con lo que contaba para salvar una vida. A todos nos ha dado vida con su ejemplo.

Como ejemplar fue la trayectoria de Juan Goytisolo, antes de irse nos dijo que «al héroe de Cervantes y a los lectores por la gracia de su novela nos resulta difícil resignarnos a la existencia de un mundo aquejado de paro, corrupción, precariedad creciente, desigualdades sociales y exilio profesional de los jóvenes».

Son héroes los que nos dan herramientas para luchar frente a todo ello: no llevan capas, llevan hilos, bolígrafos, monopatines... Detrás de las palabras de Pessoa, Goytisolo reproducía: «llevo en mí la conciencia de la derrota como un pendón de victoria» nos transmitió la humildad de un escritor que supo mirar a la gente, supo describir y reivindicar la dignidad de los invisibles.

A veces, lo que perdemos nos hace ganar, sin medallas ni efemérides, nos hace ver con mucha claridad que los hemos perdido, pero cuánto nos han hecho ganar. El entusiasmo por vivir, el derecho a la libertad, la reivindicación y la lucha, la valentía es lo que todo lo que nos dieron frente a la pena, el terror y la indignación que hemos sentido. Es lo que queda.