TVtes las noticias internacionales y da la sensación de que no nos puede ir peor. Pero tampoco en España estamos como para tirar cohetes, con un conflicto creciente en las comunidad autónomas históricas y un enfrentamiento sin descanso de las fuerzas políticas más significativas entre sí, y a veces con las representaciones asociativas de la sociedad civil; también las mismas representaciones y colectivos ciudadanos se enfrentan con virulencia donde menos deberían hacerlo, donde más duele: los temas de víctimas del terrorismo y las creencias profundas, religiosas, de unos y de otros. ¿Es que todo va mal? ¿Es que nada nos puede venir como un mensaje claro y fresco, optimista y esperanzador? Ves los telediarios, escuchas las noticias, lees la prensa con desespero y... surge a veces el aire bonancible. Ahí está: los bancos experimentaron unas ganancias en 2004 como jamás las hubieron tenido; las compañías eléctricas y telefónicas aumentan sus beneficios; los grandes centros comerciales multinacionales ven cómo crecen sin parar sus dividendos; las compañías petrolíferas se frotan las manos con nuestra desolación y nuestro frío. Los fabricantes de armamento engordan con la sangre del mundo. Alguien gana, ¿lo ven? Lo malo es que siempre, por siempre en la historia, les toca la eterna lotería de la riqueza a los mismos.

*Historiador y concejal socialistaen el Ayuntamiento de Badajoz